El paro se ha convertido en el principal problema para el 79,3% de los españoles,
según la última encuesta del CIS. La última Encuesta de Población Activa (EPA)
cifra en 6.202.700 el número de desempleados y la tasa de paro en el
27,16%. El panorama a medio plazo no deja lugar para el optimismo, y es
que las previsiones sobre España del gigante financiero Société Genéral,
apuntan a una tasa de paro por encima del 30%
en 2015. Un fenómeno con unos negativos efectos que,
generalmente, se limitan a analizarse desde el plano económico, obviando así
unas consecuencias tanto o más importantes: las psicológicas.
La ansiedad, la desmotivación, la desidia, el pesimismo, el
desánimo, la impaciencia, el estrés, la sensación de fracaso… son solo algunos
de los síntomas más comunes de los
desempleados que, si se prolongan en el
tiempo, pueden conducir hacia un callejón sin salida y abrir la puerta a
otro tipo de trastornos psicológicos
graves. Unos riesgos que amenazan con desactivar el principal
motor de la sociedad a medio plazo: los jóvenes. Sin ellos no hay futuro, ni
económico ni demográfico, y los sociólogos comienzan a reconocerlos como la
“Generación perdida”. Y es que el desempleo juvenil sigue batiendo récords y
roza ya el 60%.
Las próximas semanas se licenciarán miles de jóvenes. Las
posibilidades de que la situación actual devore toda su ilusión y
expectativas vitales son muy altas. Para no caer en este círculo vicioso,
la escritora Seija Rankin ha
elaborado una “Guía para desempleados”, en la que aporta varias claves para
sobrevivir al paro sin volverse locos:
Imponte una rutina y evita el sedentarismo
El aislamiento social, tanto del grupo de amigos como de la vida
pública en general, es un efecto habitual que sufren los parados de larga
duración. Para evitarlo, hay que esforzarse por levantarse del sofá, arreglarse y establecer un horario y unas
rutinas diarias. La propia búsqueda de empleo puede convertirse
en una rutina en sí misma, con sus horarios y sus obligaciones.
Para obligarse a salir del círculo vicioso y sentirse útil, los
expertos recomiendan hacerse
voluntario de alguna ONG o cualquier tipo de organización
social en la que podamos contribuir con nuestros conocimientos. No se
ganará un sueldo, pero se estará en contacto con gente nueva, se creará networking y, lo más
importante, estaremos ocupados en una tarea en la que nos sentiremos útiles y
que nos mantendrá entretenidos para no darles vueltas una y otra vez a nuestra
situación laboral.
Como explica la coach laboral Anne Kreamer en It’s Always Personal: Navigating Emotion in the New Workplace,
“lo eajor que puede hacer un desempleado para no caer en el aislamiento social
es adherirse a organizaciones enfocadas lo más posible a sus intereses
profesionales, y que le permitan conocer a gente nueva relacionada con el
trabajo que busque”.
Establece pequeños objetivos a corto plazo
Es necesario mentalizarse de que la búsqueda de empleo no es
fácil y puede prolongarse durante un largo período de tiempo, de lo
contrario caeremos en el fracaso y la frustración. Si los retos laborales
que nos planteamos son demasiado ambiciosos, tanto en lo que se refiere al
sueldo como al tipo de trabajo, cerraremos muchas puertas y reduciremos
nuestras posibilidades de éxito. En cambio, si uno va marcándose pequeñas
metas menos ambiciosas, será más fácil conseguir un trabajo, aunque no nos
guste demasiado la tarea que realizamos, pero podremos seguir progresando poco a poco.
Para una correcta planificación en la búsqueda de
empleo es imprescindible aceptar el actual estado de las cosas, máxime en
el contexto de la actual coyuntura socioeconómica. Esto supone que no se debe negar la realidad, pero tampoco
idealizarla.
Sé flexible
Obsesionarse con una única meta laboral puede
ser peligroso y
provoca que tropecemos siempre con la misma piedra. Nadie sabe de antemano cuál
es la estrategia perfecta para conseguir el trabajo de nuestros sueños, además
de que lo que funciona para unos puede suponer un fracaso para otros. Por
tanto, deberemos ir probando diferentes fórmulas para mejorar en
las entrevistas de trabajo y evitar posibles errores que nos ayuden a
pulir la estrategia que mejor se adapte a nuestras metas particulares.
Sé proactivo
Ser proactivo y tener claros los objetivos en la vida son dos
cuestiones que deben ir de la mano. Tomar el control de nuestras vidas y hacer
todo lo posible para cambiar o mejorar. Llevar siempre la iniciativa para que la realidad no nos sobrepase y
asumir responsabilidades para hacer que las cosas sucedan son dos virtudes
necesarias para alcanzar el éxito. Además, la proactividad nos permite
improvisar cuando surjan dificultades para salir airosos de los problemas que
se nos presenten.
Cuida tus perfiles en las redes sociales
Tener un perfil en las redes sociales y portales de
búsqueda de empleo se ha convertido en una necesidad imperante. Sus ventajas
son muy numerosas, desde mejorar y agrandar la red de contactos, hasta ganar visibilidad en el sector y conseguir un
puesto de trabajo. Sin embargo, hay que saber gestionar la
imagen en estas redes sociales porque si no solo conseguiremos el efecto
contrario. La imagen es una de las cuestiones más importantes hoy en día, al
igual que la networking, por lo
que estar la red no es una opción, sino una obligación si se quieren aumentar
las posibilidades de encontrar empleo.
Nando Rodriguez, responsable de social media en Ogilvy Public
Relations, recomienda que, antes de acudir a una entrevista de empleo o enviar una
carta de presentación a una empresa que nos interese, contactemos mediante
LinkedIn con alguno de sus trabajadores. “Así conoceremos más de cerca su
realidad, podremos pedir consejo y
preguntar acerca de su cultura organizacional”, explica
Rodriguez.
Apúntate en las ETT y agencias de colocación
Aunque hoy en día las agencias públicas de colocación, bolsas de
empleo y empresas de trabajo temporal tienen una demanda que excede a su
oferta, es crucial estar apuntado en sus listas de solicitantes. No se trata
solo de que podamos conseguir un trabajo a través de ellas, sino que “las empresas suelen validar la información
sobre un candidato cotejándola con las agencias de
contratación”. Las empresas valorarán que la información sobre nuestro perfil
laboral que aparece en estas listas coincida con la del puesto al que se opta,
además de que daremos muestra de que somos proactivos.
Deja tus malos hábitos
Los teóricos de la psicología positiva defienden que, para adquirir buenos hábitos, la clave está en
cambiar primero los malos hábitos. Aunque parezca un juego de
palabras, esta premisa advierte que los peores enemigos que nos encontraremos
en el camino de la búsqueda del éxito somos nosotros mismos.
El crecimiento personal implica comenzar a hacer las cosas de
diferente manera y por esto debemos apasionarnos al pensar en el cambio. Para
ello hay que potenciar las emociones
positivas, celebrando y destacando los pequeños logros que
vayamos alcanzando, lo cual nos dará fuerza para seguir adelante.
Confía en ti mismo
Enlazando con la estrategia anterior, para cambiar de hábitos
y mantenernos motivadoslo primero y más fundamental es confiar en uno
mismo. Esta actitud nos servirá deprotección para sortear los malos momentos y
salir indemnes de los golpes bajos. La confianza es una barrera contra los
temores y miedos al fracaso, por lo que es una compañera indispensable para
alcanzar cualquier meta que nos propongamos.